Como muchos sabíamos hace unos mesecillos, Lemmy y sus compañeros aterrizarían en Vigo este mes de agosto. Al principio el concierto iba a ser celebrado en el parque de Castrelos (al ladito del pabellón donde se celebró), pero por circunstancias que no sé y que me gustaría saber a decir verdad, se celebró en el pabellón de "As Travesas", un lugar incrustado en plena ciudad, pequeño, con poca ventilación y un aforo bastante limitado aunque, eso sí, suficiente. Creo saber que lo hicieron aquí para poder subir el coste de la entrada y sacar beneficio de un oncierto por el que mucha gente no pagaría más de 20€ por no tener nisiquiera teloneros. La cuestión es que la bromasalió por 30€ (35€ si comprabas la entrada en taquilla). Mucha gente que iba de forma casi fija no asistió, ya que sabía de sobra que la acústica del lugar no iba a ser muy agradable, más sabiendo que Motörhead utilizan un equipo de sonido bastante peculiar. Resumiendo, la gente que fue era fan prácticamente incondicional, porque sabiendo que se corría el rumor de Castrelos por unos 10-15€, aún tuvo la moral de pagar la entrada. Y sí, me incluyo en los "sacrificados", pero la verdad es que me valió la pena pagar por ella por muchas razones, aunque posiblemente fuera la persona menos fan de ese auditorio.
Llegamos a la ciudad de Vigo sobre las 20.40. Teniendo en cuenta que las puertas abrían a las 21.00 la gente puede pensar que era una hora muy arriesgada para un concierto de este "calibre", pero para nada, llegamos en el momento justo como para comer un poco, beber y después entrar. Se dió la casualidad de que había gente allí desde la mañana haciendo cola, lo que para mí fue una pérdida de tiempo. Yo llegué 25 minutos antes de que comenzara la apertura y estuve en segunda fila, asique el tiempo de estancia fuera del recinto no sirvió de preferente para la mayoría de personas.
Al entrar fue fácil coger un sitio decente, aún no había mucha gente, pero ya se respira ese "calor humano" tan desagradable que hay en muchos sitios cerrados. Mientras esperábamos la salida del grupo nos entreteníamos escuchando la música que ponían de fondo para hacer más ameno el asunto, grupos como Red Hot Chili Peppers, AC/DC o Soundgarden se ocuparon de calentar un poco los motores.
A las 22.20, a una hora considerablemente extraña (empezaba, supuestamente a las 22.00 o 22.30), salieron los tres jinetes del power trio. Después del momento de éxtasis del público, Lemmy recitó las palabras mágicas que ya llevan años haciendo de pregón en sus conciertos: "We are Motörhead, and we play rock and roll!" y empezó a sonar "Iron Fist" (vídeo AQUÍ), uno de esos temas que escuchas y asocias directamente al grupo. "Stay Clean" fue la siguiente canción, que bajó un poco el nivel de subidón de la gente pero que a su vez sirvió para tomarse un respiro después del comienzo. En esta el sonido ya daba señales de no acompañar mucho, pero sinceramente no fue un gran problema ni para el público ni para el grupo.
Continuamos disfrutando de la brevedad de sus composiciones con "Be My Baby" si no me equivoco, "Rock Out" una de las triunfadoras de la noche, "The Thousand Names Of God", "Metropolis", "Born To Raise Hell", "In The Name Of Tragedy", "Going To Brazil"... canciones a las que no se les puede poner ninguna pega, estuvieron bien interpretadas y en ellas se mostraba la veteranía, fuerza y a la vez simpleza en las estructuras del grupo.
"In The Name Of Tragedy" estuvo unida con un solo de Mikkey Dee (Ver vídeo) con el que flipamos la mayoría de los que estábamos en el recinto. No sabíamos que un baterista de un grupo de hard rock clásico de casi 47 años podía meter tanta tralla con doble bombo continuo y ser tan rápido y preciso. Sin duda este hombre nos demostró que la rapidez no es una característica esencial para ser un buen percusionista y que casi cualquier músico que sepa tocar bien un instrumento puede llegar a hacer su "trabajo" de forma bonita, buena y rápida si es preciso.
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