lunes, 23 de agosto de 2010

Análisis/crítica: “The Final Frontier” (Iron Maiden)

El decimoquinto álbum de la mítica banda de heavy metal salió el pasado lunes 16 de agosto, y he decidido plantearme este pequeño “reto”, porque esta es la primera vez que hablo de un disco que no haya elegido yo por gusto.

Este es el disco de mayor duración que Iron Maiden han publicado en sus ya 30 años de carrera (76:35 minutos), además de que entre éste y su predecesor A Matter of Life and Deathhan pasado 4 años, lo que también supone el período más largo entre dos discos en la historia de la banda.

Dicho esto pasaré a hacer un análisis del álbum (para bien o para mal):

Ya en el primer tema (“Satellite 15…The Final Frontier”) la batería se pasa los 4 primeros minutos marcando un ritmo muy mecánico acompañado de vez en cuando por “adornos” de guitarra además de un riff de bajo, que por cierto es el único detalle que me ha llegado a llamar la atención, tanto por el riff en sí como por su sonido distorsionado (lo cual no es propio del bajista Steve Harris).

De todos modos, al cabo de 4 minutos empieza lo que vendría siendo la verdadera canción, y os puede que yo no escuche tan a menudo a Iron Maiden, o que no sea “metalero”, pero los he escuchado durante una corta etapa y sé apreciar cuándo un grupo empieza a volverse repetitivo, y este es un claro ejemplo.

En cuanto se refiere al cantante Bruce Dickinson, no hace falta ser profesor de canto ni mucho menos para reconocer que está acabado.
En directo ya nisiquiera es capaz de cantar clásicos de la banda como por ejemplo Aces High”, a menos que fuerce la voz como se puede apreciar en el documental “Flight 666”, en el que seguimos al sexteto británico en su anterior gira mundial.

La verdad es que no sabría decir (desde mi punto de vista) si hay alguna canción “pasable”. Instrumentalmente creo que podría serlo, teniendo en cuenta a la aportación de Steve Harris como bajista en primer lugar; en cuanto a las guitarras, uno de los detalles que hace monótono al grupo, es que en las secciones instrumentales casi siempre son las que cobran protagonismo además de esa manía de meterle un solo a todas las canciones; pero lo que hace flojear al álbum y también al grupo, sin duda, es la voz de Dickinson.

De entre las 10 canciones del álbum y sus distintas secciones, podría destacar el riff de bajo que abre el álbum (citado antes); el riff de “Starblind” (cuando entra la distorsión a partir del minuto 1 más o menos), junto con el ritmo sincopado que lleva la batería; la intro de “The Man Who Would Be King”, donde la guitarra hace una melodía bastante decente; y creo que la canción en la que la voz de Dickinson suena menos forzada es en la última, “When the Wild Wind Blows”, que es también la más larga (11 minutos) y en su mayor parte instrumental aunque repetitiva por los riffs que suenan por debajo del solo y la voz.

De todos modos, la mayoría de canciones siguen la línea de Fear of the Dark, empezando de forma suave y después pasar a un riff potente.

Después de esto puedo decir que los Maiden se han vuelto algo "cansinos" con los años, tal vez por intentar “mantenerse en lo alto” tanto tiempo, o tal vez por estar algo limitados en ideas.

Espero que por lo menos sepan dar lo mejor de sí mismos en sus conciertos, ya que comenzaron su gira por Europa el pasado sábado día 21, en Valencia siendo esa la única fecha en España a lo largo de dicha gira.

Por mi parte no tengo nada más que decir, sólo quiero dejar claro que no hago esta crítica con ánimo de ofender a ningún fan de Iron Maiden ni mucho menos, ya que respeto el trabajo del grupo dentro de su estilo a pesar de que actualmente no sea de lo que más me agrada.

Esta vez no pondré ningún vídeo porque este es un caso aparte con respecto a mi sección habitual y no lo hago a modo de recomendación; el escucharlo es elección vuestra.

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