martes, 28 de marzo de 2017

Crítica: Vörtex — "Architects Of Misfortune" (2017)

Hace unos años sería raro escuchar en mi reproductor algo de Vörtex, aunque siempre doy oportunidades a casi todo lo que me ponen delante. "Confessions" (2014), su debut, estuvo bastante lejos de gustarme por diferentes motivos, como que probablemente estaba en un momento en el que la ola de metal moderno me estaba fatigando un poco (en cierto modo me sigue pasando) o que no tardaba de entender la fórmula del grupo.

En estos momentos quizás me encuentro más introspectivo o abierto de mente y creo que puedo ver más allá de unos acordes y una voz en casi toda la música que escucho. Está bien no rizar el rizo y decir que la música es música y ya está, pero está bien saber qué hay detrás, qué te quiere contar la gente que la hace, darle tú un significado personal y, por supuesto, poder hablar con los músicos que la hacen si se tiene la oportunidad y éstos no están ocupados puliendo sus egos (no es el caso).

A veces resulta un deporte de riesgo hablar de un músico sobre lo que compone sin que estés notando cierta incomodidad, prisa o desprecio, ya que normalmente las críticas son malinterpretadas o no se quieren escuchar si no son positivas. Yo no me callo ni bajo el agua, así que esa hostilidad con la que se toman los artistas opiniones ajenas me suda los huevos (no hagas arte ni lo promociones y defiendas si no quieres recibir opiniones de todo tipo). Esos "¿me vienes tú a decir lo que tengo que cambiar, aconsejar o a criticar mi obra?" en algunas caras llegan a crispar, pero hay gente para todo. Esto es un gran error por parte de esa gente que cree que lleva un Grammy honorífico metido en el culo.


Vörtex, retratados por André Silva

Con todo esto quiero decir que con Vörtex (y otras muchas bandas, claro) no me ha pasado nada de esto: he podido hablar con ellos, con Jacobo principalmente —vocalista y guitarrista— sobre qué opinión me merece su música para bien y para mal sin tener que sentirme acorralado por una horda de defensores ciegos y cabreados. El ego de Jacobo (guitarra y voces), Marcos (guitarra), Jony (batería) y Víctor (bajo y voces) no desprende hedor de superioridad para nada, algo estupendo por su parte y que a mí me gana ya de primeras. Tenemos ya demasiadas formaciones gallegas y peninsulares que precisan una cura de humildad y a las que parece que les hacemos un favor yendo a sus conciertos y consumiendo su música.

Dejando los cerros de Úbeda por los que me he perdido ahí atrás, voy al grano. He venido hoy aquí a hablar de mi libro de "Architects of Misfortune" (2017), el segundo largo de la banda pontevedresa. El álbum se estrenó el pasado 14 enero oficialmente y consta de 14 temas incluyendo el bonus de la edición física.

Ya que hablar de las canciones canciones una por una sería una tarea un poco tediosa, aburrida y a la que no le encuentro siempre sentido, prefiero hablar un poco de mis impresiones generales del disco sin diseccionar meticulosamente cada corte. Para comenzar, debo de pararme al menos unos segundos para felicitar al grupo y productor (Iago Pico de Pousada Son Estudios) por no dejar de lado lo que ya hacían pero sí renovarlo con sonidos más modernos, electrónicos y darle tanto contenido al material. El trabajo de Iago Pico en la producción es una maravilla, los arreglos y la estructuración que ha hecho junto a los músicos me ha sorprendido mucho. Tanto Iago como Vörtex parecen haber casado perfectamente para reunir ideas y proyectarlas y defenderlas tan bien en 50 minutos, en los que hay que comentar que a pesar de las melodías de las guitarras y sonidos típicos del metalcore, hay más chicha. El juego de voces limpias y guturales, los coros y las letras se balancean continuamente entre la claridad y la oscuridad, sin obcecarse y caer en simplemente un concepto cerrado. No hablaré de un disco atípico de metal porque he escuchado cosas similares en bandas como Bullet For My Valentine (la influencia de este grupo en ellos es más que evidente), Bring Me The Horizon (nadie negará que los coros y esos arreglos electrónicos  de "Architects of Misfortune" no recuerdan a ellos por momentos), Trivium, Avenged Sevenfold o incluso Slipknot o Parkway Drive. Para la gente acostumbrada a estas bandas de forma cerrada no va a haber demasiadas sorpresas más que esos estribillos pegadizos y mágicos que se te clavan en la cabeza y que sin darte cuenta estás tarareando por la calle, formulados parece como algo pop dentro del metal de una forma tan homogénea que te lleva a pensar, y creo que acierto, que esta gente le pone oído tanto al metal como al pop, rock y sus variantes. Punto a favor.



Además de esos estribillos pegajosos también tenemos una buena dosis de coros (buena dosis para bien y para mal, quizás pueden llegar al exceso tras varias escuchas) que, si no me equivoco y el libreto del disco no me miente, han sido cantados tanto por amigos del grupo y el mismo grupo como por coristas profesionales del Conservatorio Manuel Quiroga.

Aunque los puntos fuertes sean esas melodías duras que crean dentro de una sensibilidad pasmosa que realmente les sale de dentro con naturalidad, el juego melodía-gutural en las voces, los arreglos que faltaron en su debut y esas influencias de otras bandas que se alejan un poco del metal unido a que son unos músicos como la copa de un pino ejecutando (destacando ese juego y sonido de las guitarras que podrían ser fácilmente sacados de grandes bandas americanas, británicas o australianas), también hay puntos débiles que realmente acaban dejándote sin ganas de escuchar el disco del tirón durante un tiempo largo una vez que lo machacas un poco.

Me preguntaréis por qué digo esto si hablaba en un principio de que hacían música pegadiza que por cierto, a juzgar por su público parece que resulta accesible a muy diferentes tipos de personas y gustos para ser "tan dura". Pues bien, a pesar de todo también pecan de ser bastante planos y abusar de esos arreglos maravillosos que tienen. El disco se hace monótono tras varias escuchas y te acabas aburriendo de muchas canciones que saltas sin más, pasando de una especie de éxtasis al principio a un "vale, ya lo he escuchado todo y sé lo que hacen" para posteriormente ir a los cuatro o cinco temas que más se te han metido en la cabeza. Esto unido a que todavía falta una mejor pronunciación del inglés —error ya notado en "Confessions"— en las partes más melódicas (siendo sincero, en los guturales casi no se aprecian algunas gambadas con el idioma). Yo no soy un genio con el inglés, de hecho probablemente tengan más don con la lengua ellos que yo, pero puedo apreciar cierta cojera con la lengua. Aún con todo, apoyo la seguridad con la que siguen defendiendo su música de la forma que sea. Muchos se preguntarán cómo sonaría esto en castellano, en gallego o armenio; puede que mejor o puede que peor. Eso no se sabrá por ahora. Creo que todos los que desean ese cambio de lenguaje (a mí también me causa curiosidad saber qué pasaría con esto, no solamente con ellos) también deben de saber que si lo hacen así es porque les apetece jugar en ese terreno, están más cómodos y seguramente les resulte más sencillo componer en inglés.

Decir para terminar que un tercer disco en un par de años, tres, o lo que sean puede ser la clave para que Vörtex se propulsen y recorran el camino definitivo acomodarse en un estilo del que, para ser sinceros, ya pueden casi presumir por muy manido y moderno que sea el género que practiquen. Todavía estamos con un segundo disco, que para una banda pequeña puede parecer un mundo, pero no lo es en este caso. Si nada se trunca en su camino, estoy seguro de que bajo el nombre de Vörtex todavía podremos esperar más cosas y me aventuraría a decir que no están lejos de comenzar a experimentar con otros terrenos más delicados y menos duros en las partes instrumentales. Espero no pecar de exceso de futuro y volver dentro de un tiempo a darles la enhorabuena tanto por lo que han hecho como por unas posibles mejoras que no les haga caer en la monotonía de la "moda metalcore".

Con "Architects of Misfortune" Vörtex parecen querer enviar varios mensajes: queda camino por andar, lo vamos a recorrer juntos y vamos a disfrutarlo. Espero que ese camino futuro lo disfruten los mismos músicos que han grabado tanto "Confessions" como este álbum. La unión de estos cuatro músicos y la imagen de amistad y compenetración que proyectan creo que no puede ser sustituída y que es auténtica y efectiva. Por el resto, el tiempo dirá y no yo. Ojalá ese pegadizo estribillo que reza "as my memories, I'm stronger with the time" no caiga en saco roto.



(↑) Destacable: "Dear Animal", "Breaking Bones", "Take It Easy", "Lost Memories", "Things That Make Me Die", producción, arreglos, letras y voces (que no fonética del idioma).

(↓) Mejorable: la intro "XIX" de la edición física, el interludio "All My Needs", "Morphine", "My Crown", "D.I.S.C.", el abuso de ciertos arreglos electrónicos y coros que llegan a aburrir al no tratarse de algo característico de una canción, dándole al disco una línea demasiado fija (esto cambiará posiblemente en los directos), la pronunciación del idioma y ese aparente bajón a la mitad del disco que peca de monotonía.

NOTA: 7/10.